Diálogo universitario en Florencia

Jue, 08/12/2022 - 23:26
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09/12/2022
Florencia.

Damos difusión al artículo de opinión de Javier Gallego Roca, Arquitecto, Catedrático de Restauración Arquitectónica de la  Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Granada Escuela,  que aparece publicado en la edición impresa del rotativo IDEAL en el día 05-12-2022.

Giancarlo De Carlo, arquitecto milanés, escribió a finales del siglo pasado un texto en que vislumbraba las necesidades contemporáneas de los centros histórico de nuestras ciudades en un mundo sometido a cambios radicales. Recuerdo que hace años  lo invitamos a Granada a dictar la lección inaugural del curso de la Escuela de Arquitectura y que paseamos por la ciudad con Maribel Falla. Lo primero que nos pidió, aparte de la consabida visita a la Alhambra, fue una visita al proyecto de su amigo García de Paredes: el Auditorio Manuel de Falla.

Guardo todavía un libro que me obsequió: Pensare Milano (Intelettuali a confronto con la città che cambia), Milano, 1992. Ciertamente es indudable que las ciudades cambian porque necesitan adaptarse a los nuevos tiempos, eso lo vemos cuando viajamos por el mundo y retornamos a aquellas ciudades que nos dejaron recuerdos y experiencias, siempre estimulantes. Una de ellas siempre la tengo presente, cuando en los inicios de los noventa asistí a un curso sobre “Restauración de ciudades” en Florencia. Entonces yo era un joven arquitecto que quería asomarme a las ciudades para descubrir la vida en sus múltiples variables: sociológicas y arquitectónicas. Se trataba de dialogar entre profesores y estudiantes que describían y analizaban de manera lúcida situaban en tres categorías: los problemas que a grandes rasgos afectan a las ciudades y que definían como pueblos en decadencia, poblaciones en equilibrio y ciudades en crecimiento; estas últimas con una desmesurada e incontrolada expansión. Para cada uno de ellos se creía que el enfoque de actuación debería mostrar posiciones fundamentalmente diferentes en cuanto a su pasado histórico y a su valor artístico. Aquellas lecciones permanecen en mi memoria, lo mismo que la recomendación que nos trasmitieron para conservar la belleza de nuestras ciudades y para que impulsáramos, en le medida de lo posible su adaptación a las exigencias de la vida actual.

Recientemente he visitado nuevamente una de las ciudades más bellas de Europa: Florencia, y una de las primeras cosas que he hecho ha sido preguntar por las realizaciones más recientes realizadas en su patrimonio. Para ello, después de una auscultación general de la ciudad, de su centro histórico y su inmensa vitalidad museística, nos hemos dirigido a visitar su centro histórico. He tenido la fortuna de ir acompañado por un arquitecto florentino, Maurizio De Vita, sensible con el patrimonio y la arquitectura contemporánea. Me ha enseñado un museo extraordinario abierto hace pocos años: el Museo Franco Zeffirelli. Se encuentra en un Complejo monumental de San Firenze, finalmente devuelto a la ciudad, entre Palazzo Vecchio y el Bargello. El recorrido expositivo presenta más de 300 obras, entre bocetos de escena, figurines, modelos y vestuario escénico realizados por el Maestro en setenta años de carrera en ámbito teatral y cinematográfico. Es un magnífico ejemplo de cómo se puede revitalizar un centro histórico con un uso cultural.

He participado, también, con jóvenes universitarios de la Scuola di Specializazzione dei Beni Architettonici e del paesaggio, en el seguimiento de un trabajo sobre el centro histórico de la ciudad de Florencia, donde han sido protagonistas sus habitantes, y promovido activamente por el Ayuntamiento de Florencia. Me ha sorprendido el ímpetu e ilusión con que los futuros arquitectos miran a las ciudades, integrando la modernidad elegante y el diseño en el tejido urbano, el cuidado exquisito hacia el espacio público, en un diálogo fértil entre las obras humanas y la presencia de la naturaleza. El impulso de lo nuevo convive con la preservación de lo mejor que hemos recibido en nuestras ciudades. Pero en todos los casos están muy atentos a conservar la belleza de esta ciudad singular que trasciende nuestro tiempo.

En paralelo a la actividad académica se ha desarrollado un Encuentro Icomos: “Education in Heritage”, donde exponentes de la cultura de la conservación de diversos países, han mostrado experiencias recientes. El encuentro estaba patrocinado por la Fundación Romualdo del Bianco creada el mismo año de la caída del Muro de Berlín con el deseo de acercar a los jóvenes de los Países de Europa del Este – Eurasia, ya no con la fuerza de una política coercitiva, sino con su implicación por motivos culturales, invitándolos a Florencia, como parte de grupos de trabajo internacionales. Con esta actividad, extendida hoy a 111 países de los 5 continentes, la Fundación concibió el ethos “Life Beyond Tourism”, con el fin de ofrecer una plataforma virtual para el conocimiento mutuo entre culturas a partir de elementos fundamentales como: viajes, juventud, interculturalidad, cultura patrimonio, diálogo, conocimiento, respeto. En definitiva esta Fundación, como el propio Ayuntamiento, son impulsores de iniciativas que contribuyen a mejorar nuestra sociedad y la participación activa de los jóvenes en proyectar un futuro mejor y más habitable. Es posible que estemos en un nuevo modo de entender la participación en las cosas públicas que exige más diálogo en todos aquellos aspectos que inciden en la vida de nuestras ciudades, y una de ellas es mejorar la calidad ambiental y arquitectónica de nuestros espacios públicos.

Javier Gallego Roca

Arquitecto

 

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